lunes, 1 de octubre de 2007

IMPERIO INCA




Antes de la llegada de los españoles a América, existía allí una gran variedad de culturas, que recibieron el nombre de precolombinas por existir antes de la llegada de Colón.
Yo voy a hablar de la cultura inca, que era una de las más desarrolladas.
Los incas
Eran un pueblo guerrero, fundado por Manco Capac en 1450, en el actual Perú con su capital en Cuzco. En muy poco tiempo alcanzó un gran esplendor.
Desde aproximadamente 1450 a 1532, la costa occidental de América del Sur prosperó bajo el imperio Inca. A su altura, se podía comparar a los Inca con la antigua sociedad romana. no tenían un sistema de escritura, tenían un complejo método de cuentas.
Los éxitos de los Inca les ayudaron a dominar una zona enorme de América del Sur. Construyeron caminos entre el reino de Ecuador hasta la frontera sur de Argentina y Chile, creando un extenso sistema de comunicación formado por carreteras de miles de kilómetros y se comunicaban mediante correo. Construyeron grandes fortalezas de piedra, material muy importante en la historia de los Inca pues consideraban que tenía poderes.
Sociedad
La sociedad inca estaba muy jerarquizada y se organizaba en clanes.
En primer lugar se encuentra el jefe supremo, al que llamaban inca, que se consideraba hijo del dios del Sol, y por tanto nadie podía mirarle de frente.
En segundo lugar estaba la aristocracia, que se dividía en sacerdotes, guerreros y funcionarios.
Y en tercer y último lugar, estaba el pueblo y los siervos.
Creencias
Sus dioses principales eran Viracocha, dios creador e hijo del Sol, la Luna y el Sol. La religión del estado estaba basada en la adoración del Sol. Los emperadores Incas eran considerados como descendientes del dios Sol y eran adorados como divinidades.
Economía
Cultivaban maíz y patata, y cuidaban rebaños de llamas y alpacas. Controlaban el cauce de los ríos, creando sistemas de regadío para regar las terrazas de cultivo que explotaban por todo los Andes. La tierra se dividía en lotes familiares y trabajaban comunitariamente.
En cuanto a la metalurgia, el oro y el cobre adquirieron un elevado desarrollo, al igual que la cerámica. El oro, símbolo del dios Sol, era muy explotado para el uso de los dirigentes y miembros de la elite, no como moneda de intercambio, sino principalmente para decoración y rituales.
La desaparición del Imperio Inca: Pizarro y Atahualpa
Aunque el imperio Inca era grande y avanzado, floreció solo por un corto plazo. A la muerte de Huayna Cápac, en 1525, el imperio incaico se dividió entre sus hijos Huáscar y Atahualpa. Tras derrotar a Huáscar en una sangrienta guerra civil, que finalizó con la toma de Cuzco por parte de los generales del primero, Atahualpa se hizo con el poder. No obstante, se dio inicio a una prolongada guerra civil que coincidió en el tiempo con la llegada de los conquistadores españoles, al mando de Francisco Pizarro.
El 15 de noviembre de 1532, los conquistadores españoles, no más de doscientos hombres, llegaron a Cajamarca, y Pizarro concertó una reunión con el soberano inca a través de dos emisarios. Al día siguiente, Atahualpa entró en la gran plaza de la ciudad, seguido de unos tres o cuatro mil hombres desarmados, para encontrarse con el Conquistador, que había elegido de forma estratégica sus armas y escondido parte de sus efectivos en los edificios de alrededor.
El fraile Vicente de Valverde se adelantó para saludar al inca y le dijo que aceptara el cristianismo como religión verdadera. Atahualpa se negó a ello y arrojó al suelo el misal que le habían ofrecido. El fraile dio entonces la señal de ataque: «¡Los evangelios entierra, salid cristianos que yo os absuelvo!». Los soldados empezaron a disparar contra los indefensos indígenas. Al cabo de media hora, varios centenares de incas estaban ya muertos en la plaza y su soberano, Atahualpa, era retenido como rehén por los españoles.
Atahualpa, sabiendo que los extranjeros eran menos, creyó que podría eliminarlos en cualquier momento. Subestimó la tecnología y audacia de los españoles. Su cautiverio fue el principo del fin del imperio del cual era soberano.
Para que le dejaran en libertad, el Inca se comprometió a llenar una vez de oro y dos veces de plata y piedras preciosas, el lugar donde estaba preso, y poco antes de completar el rescate, Pizarro decidió no devolverle la libertad y quedarse con el rescate. Atahualpa fue condenado a la muerte en la hoguera, pena que pudo cambiar por la de garrote, al aceptar la fe católica antes de ser ejecutado.
Yolanda Togores Lozano

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