- Nobleza: querían recuperar sus privilegios. Muchos habían huido a países absolutistas y conspiraban contra la monarquía constitucional.
- Clero: la Asamblea confiscó los bienes del clero y los utilizaron para reducir la deuda del Estado. A cambio, mantuvo a los sacerdotes que juraban fidelidad a la Constitución de 1791.
- y Familia Real: Luis XVI conspiraba para derribar al gobierno no revolucionario. Intentaron huir de Francia pero fue detenida en Varennes (junio de 1791), y obligada a regresar a Paris.
- Otros revolucionarios radicales fueron los jacobinos, apoyados por los sans-culottes, milicias populares que pretendían la instauración de una república.
Esta situación persistió hasta el 20 de septiembre de 1792, en que se creó un nuevo cuerpo legislativo denominado Convención.
Paso a ampliaros la milicia de los sans-culottes.
La expresión sans-culottes significa "sin calzones". El término está relacionado con las modas y costumbres de la época, vestían con unas calzas cortas y ajustadas (los culottes).
Los sans-culottes constituían, por su elevado número, una parte importante del Tercer Estado de la capital francesa. Durante generaciones se hallaron expuestos a numerosas injusticias y continuas vejaciones por parte de los estamentos privilegiados. Habían, pues, acumulado odio y rencor hacia quienes disfrutaban de todos los lujos.
El inicio de la Revolución significó, para muchos de ellos, el momento de su venganza. Al estallar aquella, los sans-culottes se convirtieron en la fuerza de choque popular que asaltó la Bastilla y el palacio de las Tullerias. También constituyeron la base fundamental del ejército francés que se enfrentó a las potencias absolutistas europeas.
Entre 1792 y 1795, los sans-culottes fueron los protagonistas de la escena política revolucionaria. Asistían a los debates de las Asambleas y allí alentaban a los representantes radicales que con mayor ardor defendían los duros castigos para los acaparadores de alimentos o la fijación de un precio máximo para los productos de primera necesidad.
Por último, hay que señalar que la presión que ejercieron sobre los diputados a la hora de votar sobre la condena a muerte de Luis XVI resultó decisiva para que el monarca acabase en la guillotina.
Espero que os haya parecido útil e interesante.
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